miércoles, 9 de abril de 2008

El Iman Y El Hierro


Leyendo el otro día a San Francisco de Sales me encontré unas líneas que –escritas desde la ingenua ciencia de su época- me parecieron desgarradoramente iluminadoras. Dice el santo que el hombre lleva en su naturaleza el ser atraído por Dios y que, cuando el hombre no experimenta esta atracción, es porque algo pasa en el hombre, algo no funciona en él. Y pone esta encantadora comparación: “También en la naturaleza del hierro está ser atraído por el imán. Y cuando un imán no atrae a un hierro es porque algo pasa: o es que entre ambos se interpone un diamante, o es que el hierro está a demasiada distancia del imán” Y concluye el santo: “Así le ocurre al hombre. Cuando no siente el atractivo de Dios es: o porque entre ambos se interponen las riquezas (el diamante), o porque está sumido en el piélago de la sensualidad (la grasa), o porque se ama demasiado a sí mismo (el peso), o porque los pecados le han alejado de Cristo excesivamente (la distancia).”

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