domingo, 15 de junio de 2008

Santidad ( Madre Teresa de Calcuta )



La santidad no consiste en llevar a cabo cosas extraordinarias. Consiste en aceptar con una sonrisa lo que Jesús nos envía. Consiste en aceptar y seguir la voluntad de Dios.

La santidad no es un lujo de unos pocos. Es un deber de todos. Mío y vuestro.
Si realizamos nuestro trabajo por Dios y por su gloria, podemos hacernos santos.

Deberíamos salir al encuentro de las personas. Salir al encuentro de los que están lejos y también de los que viven cerca. Al encuentro de los materialmente pobres, así como de los espiritualmente pobres.

El hecho de la muerte no debería entristecernos. Lo único que debería producirnos tristeza es el hecho de saber que no somos santos.

No es lícito llevar una doble vida. No podemos decir al mismo tiempo quiero y no quiero: quiero ser santo y no quiero serlo. Deberíamos preguntarnos porque no somos santos gozando de la presencia y bendición de Cristo en el tabernáculo y de la posibilidad de recibir su cuerpo y su sangre en la comunión.

El motivo que debe empujarnos a ser santos no debe ser otro que permitir que Cristo viva su vida en nosotros.

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